Utilizando como colores corporativos los colores del mundo de la impresión (CMYK: cian, magenta, amarillo y negro), y una tipografía de palo seco que tuviera legibilidad. En su conjunto resultó un logo con carácter, lo que lo distingue de los demás, siendo una herramienta fundamental para que la recuerden e identifiquen.
Se aplicó la imagen corporativa a otros soportes de comunicación y publicidad, como fue el rótulo luminoso y varios vinilos que se colocaron en la fachada de la empresa.