Constaba de un nuevo modelo de carta, plegada en tríptico con distintas fotografías de alta calidad de los espacios de El Rinconé, con un acabado mate que conseguía protegerlo de las manchas y suciedad de las manos.
A su vez se diseñó una carta para el bar, siguiendo con la misma estética que el resto de los soportes. Las tarjetas de visita fueron realizadas para dar al cliente una parte de la esencia del restaurante.